“La hostilidad de los perversos suena como una alabanza para nuestra vida, porque demuestra por lo menos que tenemos algo de rectitud en cuanto somos incómodos para los que no aman a Dios: nadie puede ser agradable a Dios y a los enemigos de Dios al mismo tiempo. Demuestra que no es amigo de Dios quien busca agradar a los que se oponen a Él: y quien se somete a la verdad luchará contra los que se oponen a la verdad”
San Gregorio Magno. "In Ezechielem Homiliae, 9"
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