(Preparan la misa el grupo de 2º de confirmación - catequista Mª Carmen)
1. MONICIÓN DE
ENTRADA
Estamos ya en el cuarto domingo de cuaresma. Todos los
días, si miramos con atención a nuestro alrededor, nos podemos encontrar con
muchas cosas que nos hablan de Dios, pero para verlas, hay que tener los ojos
bien abiertos y, sobre todo, que sean sensibles al amor de Dios.
¡Cuántas personas que dicen verlo todo, y no ven lo
esencial! ¡Cuántas personas que dicen saberlo todo, y desconocen lo más
importante!
Creer en Dios es la respuesta
a su inmenso amor, es un acto de amor. La calidad de las personas se mide por
el amor, por la relación entre ellas, por la solidaridad….
Que nosotros, camino hacia la Pascua, pidamos a Jesús
que nos abra los ojos a la fe, a su presencia, a su amor y, sobre todo, que nos cure de las cataratas
que nos impiden caminar con El, verle en medio de nosotros y creer en El.
2.
PENITENCIAL
2.1. En mis relaciones con las personas, con la
naturaleza y con Dios ¿busco primero y ante todo mi propio bien, imponer mi
punto de vista… o me acerco con actitud abierta, acogedora, dispuesto a
reconocer la situación, el ofrecimiento o la necesidad de los otros?. SEÑOR, TEN PIEDAD
2.2. Mis
diferentes relaciones ¿me ayudan a crecer, me animan a la generosidad, a
abrirme, a comprometerme por lo demás? CRISTO, TEN PIEDAD
2.3. En mis diferentes relaciones concretas de cada día,
¿soy estímulo de vida y de ganas de vivir, acompaño en los momentos
problemáticos, comparto sus alegrías, dedicando tiempo y atención a sus vidas? SEÑOR, TEN
PIEDAD
3. LECTURAS
Las lecturas de hoy intentan llevarnos a
la luz. En la primera veremos como el pueblo, a pesar de sus pecados, cuenta
con otra oportunidad por parte de Dios. En la segunda, San Pablo, nos recuerda
que nuestra salvación viene como consecuencia de haber sido salvados en Cristo.
Finalmente, el Evangelio, nos recuerda que Dios nos ama con locura. Tan sólo
nos pide que, en la cruz, seamos capaces de descubrir lo mucho y cómo Él nos
ama.
2ª Crónicas 36,14-16.19,23 /Salmo 136,1,1-6/ Efesios 2,4-10/
JUAN 3,14-21
4. ORACIÓN DE
LOS FIELES
4.1
Por la Iglesia. Para que nunca olvide que la Salvación que Dios nos trajo, la
debe de llevar –sea como sea- a todos los hombres y mujeres del mundo. Roguemos al Señor.
4.2. Para que nos fiemos
más de Dios. Para que los hombres descubran el amor tan gigantesco que Dios nos
manifestó al dejar crucificar a su hijo en la cruz. Roguemos al Señor.
4.3. Pedimos al Para que
seamos conscientes de nuestros errores. Para que, con una buena confesión, nos
preparemos bien a la próxima Semana Santa. Roguemos al Señor.
4.4. Para que hagamos de cada Eucaristía una gran fiesta. Para que demos
gracias a Dios por lo mucho que nos quiere y nos perdona. Roguemos al
Señor.
4.5. Por
nuestros difuntos. Por los que no miran a la cruz. Por los que maldicen el
nombre de Dios. Para que vuelvan a descubrir la luz de Dios. Roguemos
al Señor.
5.
OFRENDAS
5.1. SEÑAL DE PASO DE PEATONES – Cuando un conductor ve una señal de paso de peatones
sabe que por ahí tienen preferencia las personas antes que los coches.
Nosotros también debemos ver esta señal en nuestro
camino hacia la Pascua, ver que lo importante son las personas que tenemos
alrededor y nuestra relación con ellas y que esta relación tiene que estar
basada en el amor que Jesús nos transmitió, un amor gratuito y un perdón sin condiciones.
5.2. TROZO DE CORAZÓN – Nuestro corazón que al principio de la Cuaresma era
blanco, estaba vacío y era duro como una roca, se va cambiando gracias a la
oración y al infinito amor que Dios nos tiene.
5.3. PAN Y VINO – Con el pan y el
vino, acercándonos a jueves Santo, damos gracias a Dios por haberse quedado con
nosotros en el altar. Que la comunión nos dé fuerzas para distinguir entre el
bien y el mal.
Toda la naturaleza es un
anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento,
sirve el surco.
Donde haya un árbol que
plantar, plántalo tú;
donde haya un error que
enmendar, enmiéndalo tú;
donde haya un esfuerzo que
todos esquivan, acéptalo tú.
Sé el que apartó la piedra
del camino,
el odio entre los corazones
y las dificultades del problema.
Hay la alegría de ser sano
y la de ser justo;
pero hay, sobre todo, la
hermosa, la tan inmensa alegría de servir.
¡Qué triste sería el mundo
si todo en él estuviera hecho,
si no hubiera un rosal que
plantar, una empresa que emprender!
Que no te llamen solamente
los trabajos fáciles.
¡Es tan bello hacer lo que
otros esquivan!
Pero no caigas en el error
de que sólo se hace mérito
con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que
son buenos servicios:
adornar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquél es el que critica,
éste es el que destruye,
tú, sé el que sirve.
El servir no es faena de
seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la
luz, sirve.
Pudiera llamársele así: «El
que sirve».
Y tiene sus ojos fijos en
nuestras manos
y nos pregunta cada día:
«¿Serviste hoy?
¿A quién?
¿Al árbol, a tu amigo, a tu
madre?»
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